22 de marzo de 2008

El problema es la redundancia, estúpidos

El informe anual del estado de la prensa es de dominio público en stateofthenewsmedia.org y puede haber una luz al final del túnel. Es decir, el mundo noticioso está al final del túnel y el tren se dirige rápidamente hacia él.

Está más que dolorosamente claro que el estado actual de los diarios durante esta transición a Internet no puede mantenerse. Lo peor es que los periódicos no pueden sostenerse en absoluto por la transición a Internet. Por desgracia, cuando se lee y analiza toda la investigación, no hay ninguna solución evidente.

Creo que gran parte del problema se origina en algo en lo que he insistido por años: la redundancia. En términos sencillos, hay muchísimos periódicos que venden exactamente las mismas noticias. Y como los propietarios de estas publicaciones no entienden el hecho de que el público tiene hambre de material original, distinto de las historias repetidas de Associated Press, los diarios seguirán declinando.

Puedo asegurarles que si grafican la cantidad de dinero pagado a los escritores contra los salarios abonados a los ejecutivos de las mismas compañías, los primeros se encuentran en desventaja. Hoy el reportero competente de un diario fácilmente ganaría el doble de sueldo si estuviera en relaciones públicas. ¿Qué les dice eso de las prioridades?

Hablando en términos generales, cuando hay despidos en un diario primero se va la plantilla de apoyo; luego los reporteros junto con unos cuantos editores. Esto abarata el producto; y el público siente esta desvalorización y la rechaza. Las ganancias del periódico se reducen más, lo que provoca una espiral de calidad descendente.

Durante el descenso actual, me pregunto si un solo periódico se ha dicho: "Parece que nuestros suscriptores están disminuyendo, y los jóvenes no leen nuestro diario. Es hora de aumentar la cobertura. Tenemos que hallar más escritores y editores y ponerlos a trabajar para mejorar nuestro producto."

¿Exactamente desde cuándo el abaratamiento y el empeoramiento de un producto se volvieron la forma de hacer las cosas en los Estados Unidos?

"Oigan, nuestros carros son una porquería. ¡Vamos a empeorarlos!"

"¡Buena idea, Benson! ¡Date un aumento a ti mismo!"

"Oigan, nuestros aviones se estrellan en todas partes y la gente ya no los demanda. ¡Veamos si podemos abaratarlos! ¡Eso resolverá nuestras dificultades!"

¿Qué parte es la que no entiendo?

La publicación es el producto

Los editores sí saben que la publicación es su producto, ¿verdad? Y saben que, si está perdiendo circulación, la clave para invertir la tendencia no es empeorarla, ¿cierto? ¿Cómo es posible que el envilecimiento de un producto remedie un problema?

Ni este informe ni la industria editorial en general tratan el factor de la estupidez. Quiero decir que hay maneras de ahorrar dinero y de reducir costos además de recortar el personal y de sujetarse tan fuertemente como sea posible para evitar la caída.

Aumentar la plantilla y producir un mejor producto es la única manera de combatir la redundancia, que es el auténtico meollo del asunto. La gente se da cuenta de que puede ver las mismas noticias en 100 fuentes diversas. Aquí es donde Internet se transforma en una gran balanza.

Los periódicos han tenido en cuenta la necesidad de noticias únicas, y su solución no es poner más corresponsales extranjeros en acción, por ejemplo, ni hacerse a sí mismos fuente definitiva de información original. En cambio, hablan de reportajes muy locales. Esto parece buena idea visto superficialmente, pero equivale a bloguear y no a gran cosa más. Yo no voy a comprar el San Francisco Chronicle porque tiene los resultados deportivos de la rama femenil de los torneos internos de fútbol soccer en las primarias. Pero lo compraría por un artículo exclusivo que detalle la vida dentro de la Zona Internacional de Bagdad, con imágenes de un fotógrafo de National Geographic, acompañado por un artículo de Carl Hiaasen.

Pero esa clase de cosas, aunque podría haberse intentado en el apogeo de los diarios, hace 60 años, no funcionará ahora: arruinaría el presupuesto y corroería los ingresos multimillonarios de los holgazanes de administración de empresas.

Así que, en cambio, se quejan.

Y el lloriqueo no cesa con los ejecutivos corporativos. También los editores y los reporteros se lamentan. Pero por más que lo hagan no se anulará el problema de la redundancia. Los periodistas, en particular, deben volver a pensar qué están haciendo y tratar de hallar esas noticias singulares. Y los reporteros necesarios pero del montón salidos de las aulas deberían pensar en escribir publicidad, en las relaciones públicas y la radiodifusión si quieren una vida aceptable. Qué lástima, pero ese tren va hacia ustedes.




Online Colummist
John C. Dvorak

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